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Semana marcada por las reuniones de los bancos centrales

A la cantidad de datos económicos de actividad que se publicarán esta semana, entre los que destacan los de producción industrial de la Eurozona, hay que sumar las reuniones de la Reserva Federal, Banco de Japón y Banco de Inglaterra, que se celebrarán este miércoles 16 y jueves 17 septiembre. La tónica general que se […]

Semana marcada por las reuniones de los bancos centrales

A la cantidad de datos económicos de actividad que se publicarán esta semana, entre los que destacan los de producción industrial de la Eurozona, hay que sumar las reuniones de la Reserva Federal, Banco de Japón y Banco de Inglaterra, que se celebrarán este miércoles 16 y jueves 17 septiembre.

La tónica general que se espera por parte de estos bancos centrales es la misma que observamos la semana pasada respecto al Banco Central Europeo, es decir, de revisión de la situación económica y sus problemas actuales, así como algunos ajustes menores, sin grandes cambios por ninguna de estas instituciones.

La FED, tras adoptar un nuevo enfoque el mes pasado en intentar alcanzar su objetivo de inflación del 2%, tendrá esta semana su primera reunión tras el verano, donde podría evaluar el impacto actual del Covid-19 y establecer nuevas proyecciones sobre PIB, empleo e inflación.

Por su parte, el Banco de Inglaterra podría marcar la extensión de su programa de compra de bonos para ayudar a una economía zarandeada por los efectos de la pandemia y el Brexit. Asimismo, esta semana y las siguientes serán claves para resolver las negociaciones en Reino Unido y ver hasta dónde llega su postura desafiante ante la Unión Europea, que amenaza con emprender acciones legales si continúan con su Proyecto de Ley de Mercado Interior.

La semana pasada asistíamos a la última sesión del BCE, donde no hubo cambios significativos, salvo las declaraciones de Lagarde, que indicó que están estudiando flexibilizar el objetivo de inflación e hizo mención expresa a la presión bajista del dólar: «el tipo de cambio no es nuestro objetivo».

El BCE también mejoró levemente sus perspectivas económicas de junio, con la previsión de una caída del PIB del 8% en la Eurozona este año frente al -8,7% que había pronosticado anteriormente. No obstante, la presidenta reconocía que la recuperación estaba comenzando a perder intensidad ante la pérdida de impulso del sector servicios, ya que la fuerza de aquélla estaría muy condicionada a la evolución de la pandemia y el éxito de las políticas de contención.

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