La semana pasada estuvo cargada de citas importantes entre las que destacaron las reuniones de la FED y del BCE. Por un parte, la presidenta del BCE Christine Lagarde sorprendió con un discurso mucho más agresivo de lo esperado y esta vez, tenía preparados los mensajes para que no hubiera dudas del posicionamiento hawkish de la entidad. Se corrige la senda de subidas para las próximas reuniones, que serán de 50 pbs, frente a los 25 pbs que estimaba el mercado, por lo que se pondría el tipo de depósito en el 3% en el mes de marzo.
Lagarde también hizo mención a la interpretación errónea que estaba haciendo el mercado de la senda de tipos, así como del tipo terminal. Por si quedaban dudas, la presidenta del BCE dejó claro que la reducción de la subida a 50 pbs no significaba que estuviera pivotando y que no va a pivotar hasta que no se alcance el objetivo de inflación. Además, se ha comentado que un grupo considerable de miembros del Consejo, alrededor de un tercio, estaba a favor de un movimiento de 75 pbs y que el consenso de la mayoría se está centrando en que las subidas sean de al menos en dos movimientos más de 50 pbs, con el objetivo de controlar la inflación.
Después de los datos de la semana pasada, sobre todo con los del IAPC de noviembre, se están percibiendo presiones inflacionarias subyacentes bastante fuertes, que pueden implicar un deterioro de las perspectivas de crecimiento a nivel global y es posible que, según algunos análisis, sea más pronunciado que lo que tiene previsto el BCE.