Al final viene a cumplirse la norma de que las reuniones del BCE que en principio son más irrelevantes o de transición terminan siendo las más importantes. El lenguaje del comunicado y de la comparecencia fue bastante explícito: el BCE utilizará toda la flexibilidad que le otorga el programa de compras para la pandemia (PEPP) para mantener unas condiciones financieras muy laxas. Al final, el ritmo de compras del PEPP durante los últimos meses había sido muy lento respecto a la senda de mediados del año pasado. Ante la volatilidad y la ampliación de las curvas de las últimas semanas, el BCE incrementará el ritmo de compras. No concretó ningún importe, pero las estimaciones podrían rondar los € 80bn hasta el mes de junio. El compromiso del BCE es hacer un análisis del proceso de compras trimestralmente.
Este mensaje generó una fuerte reacción del mercado al mensaje muy dovish y de soporte del BCE, con movimientos a la baja de las curvas soberanas especialmente de la periferia, corrigiendo parte del movimiento en la sesión del viernes.
Las dudas surgen en cuanto a si el BCE va a poder soportar las curvas dada la persistencia de los elementos que las van a llevar al alza: curva de tipos en Estados Unidos y datos de inflación de los próximos meses. Al igual que a la FED, probablemente al BCE le preocupe más la rapidez del movimiento al alza que los niveles en sí, de ahí a contrarrestarlo con la flexibilidad que otorga el PEPP ante los más que probables nuevos episodios de volatilidad.