MADRID 26 May. (EUROPA PRESS)
Los cambios en curso en el sistema monetario internacional crean la oportunidad para un «momento euro global» que impulse la posición internacional de la moneda común como alternativa al dólar, que tendría implicaciones positivas para la región, pero que Europa no puede asumir como un privilegio dado sin más, sino que tiene que ganárselo, según ha afirmado este lunes la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde.
«Esta es una oportunidad privilegiada para que Europa asuma un mayor control de su propio destino, pero no es un privilegio que se nos dará sin más. Tenemos que ganárnoslo», ha asegurado la francesa durante un acto en Berlín, donde ha recordado que el euro actualmente es la segunda moneda mundial y supone alrededor del 20% de las reservas de divisas, en comparación con el 58% del dólar.
La presidenta del BCE considera que aumentar el papel internacional del euro «puede tener implicaciones positivas para la eurozona» al permitir a los gobiernos y empresas de la UE obtener préstamos a un menor coste, lo que ayudaría a impulsar la demanda interna, además de aislar a la región de las fluctuaciones del tipo de cambio y proteger a Europa de sanciones u otras medidas coercitivas.
En este sentido, a diferencia que en otras ocasiones a lo largo de la historia en las que se pudo ver en cuestión el papel del dólar, actualmente existe una diferencia clave con respecto a épocas anteriores, pues, siendo el euro la segunda moneda más importante del mundo, «existe otra moneda internacional junto al dólar», aunque la moneda común «aún no ha convencido a los inversores».
«El euro no ganará influencia por defecto; tendrá que ganársela», ha subrayado Lagarde.
En primer lugar, la presidente del BCE ha advertido de que Europa debe garantizar una base geopolítica sólida y creíble, manteniendo un firme compromiso con la apertura comercial y apoyándola con capacidades de seguridad en un momento en que «la cooperación multilateral está siendo reemplazada por el pensamiento de suma cero» y la apertura está dando paso al proteccionismo.
Asimismo, ha insistido en la necesidad de reforzar la base económica de la UE para convertir a Europa en un destino prioritario para el capital global, gracias a unos mercados de capital más profundos y líquidos, así como en reforzar la base jurídica del bloque defendiendo el Estado de derecho y uniéndose políticamente para poder resistir las presiones externas.
«Hasta ahora, no hemos logrado encajar todas las piezas», ha reconocido la presidenta del BCE, para quien la conclusión para Europa es clara: «si realmente queremos que la posición global del euro crezca, primero debemos reformar nuestra economía nacional», lo que implica avanzar en prioridades como completar el Mercado Único, impulsar la creación de empresas, reducir la regulación y construir la unión del ahorro y la inversión.
«Los cambios en curso crean la oportunidad para un momento euro global», ha afirmado Lagarde, para quien el fortalecimiento del papel del euro no amenazaría el objetivo principal del BCE, la estabilidad de precios, sino lo contrario.