La Reserva Federal no defraudaba las expectativas que había puestas en el mercado y recortaba los tipos en 25 pb, situándolos en el rango de 1,5-1,75%. La bajada de tipos estaba justificada por las expectativas de mercado, con una economía saludable, un mercado laboral fuerte y una inflación próxima al 2%, aunque con un par de puntos débiles como son las exportaciones y la inversión.
El PIB parece que respaldaba la actuación de la Reserva Federal con una moderación en el crecimiento del 1,9% trimestral con comportamientos positivos en el consumo privado y avances en la inversión residencial. Las caídas venían en las partidas de bienes de equipo y el conjunto de la inversión en capital fijo.
Este recorte de tipos se produjo el mismo día que los datos de crecimiento en EEUU sorprendieron al alza. Se esperaba un 1,6% de crecimiento y la economía norteamericana creció un 1,9% en el tercer trimestre. Este dato se sustenta principalmente por la buena evolución del consumo, ya que equivale al 70% del PIB del país.
En el maltrecho sector del automóvil, asistimos al acuerdo de fusión entre PSA y Fiat Chrysler. Ambos fabricantes dieron luz verde a los términos de la operación, oficializada el pasado jueves. Supondrá la creación del cuarto fabricante mundial de vehículos, con más de ocho millones y medio de unidades al año.
El nuevo fabricante espera obtener 3.700 millones de euros en sinergias anuales, derivadas principalmente de una asignación de recursos más eficiente para inversiones a gran escala en plataformas de vehículos, propulsión y tecnología, y mayor poder adquisitivo inherente a la nueva dimensión del grupo fusionado. Un importante impulso en un momento de transformación del sector, en el que otros fabricantes, como Volkswagen y Ford, también han optado por apoyarse.