En Estados Unidos, la FED llevaba a cabo la semana pasada la ansiada primera subida de tipos en 25 puntos básicos en lo que será una secuencia de subidas consecutivas con el objetivo de hacer frente a la presión inflacionista. Powell mostró su confianza en la fortaleza de la economía americana para poder ir acomodando gradualmente la política monetaria sin mucho sobresalto.
Algunas estimaciones prevén que los tipos alcancen el 2.8% en 2023 y 2024, por encima del tipo neutral del 2.4% y 2.5%. Además, Powell no descartó la posibilidad de realizar subidas más agresivas (50 puntos básicos) si la presión inflacionista se acelerase.
En Asia, el Banco de Japón mantuvo sin cambios su política monetaria acomodaticia y los tipos de interés en el -0,1% debido a que la inflación se mantiene débil y por debajo del objetivo, además de la incertidumbre por las posibles consecuencias en la economía nipona de la guerra en Ucrania.
En Europa, Christine Lagarde afirmó que el Banco Central Europeo tiene la capacidad y disposición para diseñar e implementar nuevos instrumentos con el objetivo de asegurar la transmisión de la política monetaria a medida que se avanza hacia una normalización para combatir el alto nivel de inflación, la cual parece dependiente de la evolución del conflicto y el impacto en la economía.
Por su parte, el vicepresidente Luis De Guindos dijo que no ve estanflación dado que en los escenarios que contemplan, incluso en el ‘severo’, se estima cierto crecimiento positivo y que lo más probable es que entremos en un periodo de inflación más alto que antes de la guerra. Preguntado sobre los efectos de una espiral de salarios y precios, dice que la institución permanece atenta: «Si seguimos subestimando la inflación, responderemos. Todas las opciones están sobre la mesa. Los efectos de la segunda ronda y un potencial desanclaje de las expectativas de inflación a medio plazo serán los factores decisivos. Si los vemos, actuaremos.»