Hoy conoceremos el dato del PIB del cuarto trimestre de la Eurozona, después de que ayer la Comisión Europea elevara su previsión de crecimiento para este año al 0.9%, en comparación al 0.3% estimado en noviembre. Además, la previsión para la inflación este año es que se modere al 5,6% y al 2,5% en 2024, en comparación al 6.1% y 2.6% anteriormente previsto, tras tocar un máximo del 10.6% el pasado octubre.
A primera hora de la mañana de ayer, conocíamos las declaraciones de varios miembros del BCE, los cuales tanto por el lado de De Guindos como de Mario Centeno (gobernador del banco de Portugal), iban por la misma línea mostrada en las últimas comparecencias, hablando de una total dependencia de los datos a partir de la próxima reunión de marzo. Mario Centeno también indicó que la próxima revisión trimestral será muy importante para determinar el camino de la política monetaria, específicamente el tipo terminal. Para Centeno todo dependerá de los datos y en particular de las proyecciones macroeconómicas del mes de marzo. En definitiva, Centeno resume el pensamiento ‘dovish’, que insiste en la dependencia de los datos, sin efectos de segunda ronda y dando por hecho que las subidas de tipos están funcionando, afectando al consumo de los particulares y a la inversión.
Ayer también conocimos que Bruselas elevaba al 1,4% las perspectivas de expansión del PIB español en el 2023, frente al 1% previsto el pasado otoño. Una estimación que sitúa a la economía española entre las que más crecerá de la Unión Europea este año, aunque por debajo de las últimas proyecciones del Gobierno.
