Nos encontramos ante una semana también decisiva para el Brexit, ya que este jueves expira el plazo autoimpuesto por el Reino Unido para alcanzar un acuerdo comercial con la Unión Europea, el gobierno de Boris Johnson ya anticipó que, si para este próximo jueves 15 de octubre no había un acuerdo, se retirará de las negociaciones con la Unión Europea, aunque se ven ciertos indicios de que se podría llegar a un acuerdo no total, pero si parcial en cuanto a lo esencial. Los negociadores han advertido que aún queda una gran cantidad de trabajo textual, incluso si finalmente se llegara a un acuerdo, también otro informe sugiere que la Unión Europea cree que las negociaciones durarán aproximadamente hasta mediados de noviembre. Se trata de una situación muy complicada que marcará sin duda alguna el camino de la libra esterlina, la divisa británica cerró la semana pasada con ligeras pérdidas frente al Euro el viernes, aunque ayer lunes remontó con creces hasta llegar a niveles de 0,9040 en su cruce contra el Euro.
Ayer fue festivo en Estados Unidos, al igual que en nuestro país y gran parte de América Latina, lo que se tradujo en poco movimiento en los mercados de divisa. El par EUR/USD acabó la jornada en 1,1810, el pasado viernes fue el principal responsable de la subida respecto a los últimos días ya que logró pasar el 1,1830, siendo el máximo de las tres últimas semanas.
En el calendario de datos que conoceremos esta semana en Europa, habrá que estar pendientes hoy martes de la publicación del índice ZEW de confianza inversora en Alemania y la evolución del desempleo de Reino Unido. Mañana escucharemos nuevas declaraciones de Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, y terminaremos la semana el viernes conociendo el IPC de la Zona Euro. En Estados Unidos, habrá que prestar especial atención hoy martes a los datos de inflación y el viernes a las ventas minoristas de septiembre.
Por otra parte, hemos conocido las actas de la reunión del BCE (Banco Central Europeo) del pasado 10 de septiembre, donde se refleja una posición ligeramente más dovish de lo que se pudo deducir de la posterior comparecencia de su presidenta, Christine Lagarde. Destaca la preocupación por la fortaleza del Euro, que es más importante de lo que se pensaba, ya que hay que tener en cuenta que el impacto es doble, al afectar negativamente en la consecución del objetivo de inflación y limitar el crecimiento económico. Por otra parte, parece que tras unos trimestres/años en los que la opinión del Consejo ha sido más o menos única volvemos al posicionamiento de dos grupos: hawkish que piensan que la situación es transitoria y que los riesgos de deflación son remotos, y dovish, dispuestos a implementar medidas más pronto que tarde ante los riesgos para el crecimiento de la economía y de la no consecución del objetivo de inflación.
En general y a la espera de nuevos datos, es probable que el BCE despliegue nuevas medidas a lo largo de los próximos meses, con la ampliación de los programas de compras de activos, si bien no se espera que sea tan pronto como en la próxima reunión, que está programada para el 29 de octubre. Por parte de la Entidad, se sigue esperando mayor expansión monetaria como ya hemos comentado, siendo Philip Lane, economista jefe del Comité Ejecutivo del BCE, el que se muestra más a favor de esta postura. Por parte de Luis De Guindos, vicepresidente de la Entidad, sus comentarios han sido que la economía está perdiendo fuerza y que las proyecciones macro para finales de año serán una buena medida para ver si el programa de PEPP necesita cambiar o no. Además, parece que hay voces que se muestran contrarias a seguir un objetivo de inflación como el que plantea la FED.