En Europa, ayer era el turno de Holzmann, gobernador del banco de Austria y uno de los miembros más “hawks” del BCE. Su discurso no defraudó en lo que a agresividad en el tono se esperaba, habló sobre el largo tiempo que llevará reducir y controlar la inflación, así como que deberían ser cuatro las subidas de 50 pbs, contando con la ya anunciada en marzo, con lo que se alcanzaría el 4,5%. Esto contradice el enfoque inicial de la institución, en el que se intenta mostrar un acuerdo entre sus consejeros e ir reunión por reunión y fijándose en los datos. Los miembros más ‘hawkish’ se sienten confiados en este momento por los datos de la inflación subyacente.

El economista jefe del BCE, Philip Lane, defendió continuar subiendo los tipos tras la reunión del 16 de marzo ante el persistente elevado nivel de la inflación subyacente en la Eurozona. Lane por su lado, hace una interpretación moderada de las cifras de inflación de la Zona Euro de la semana pasada y admite que el BCE tendrá que subir, probablemente, los tipos más allá de marzo, aunque vuelve a señalar a los datos como el motor de todas las acciones de la entidad.

A medida que disminuyan los factores que afectan a la inflación, la subyacente, shock energético y recuperación de la pandemia, se espera que la inflación baje. Por último, como se prevé que el elevado crecimiento de los salarios sea el impulsor de la subyacente, el BCE seguirá la evolución salarial más reciente. Las declaraciones de Lane sumadas a las de Holzmann, tensionaron el mercado de deuda, elevando la rentabilidad del Schatz al 3.30% (+10 pbs), con el bund al 2,75% (+3 pbs), tras un rally inicial que le llevo al 2.66%.