A nivel nacional, el riesgo de dependencia externa se ciñe a las semillas oleaginosas
MADRID, 22 Abr. (EUROPA PRESS)
España y la Unión Europea (UE) cuentan con una «considerable autonomía externa» en la producción e importaciones de materias primas alimenticias en el actual contexto geopolítico e internacional, gracias a su producción interna y a la integración comercial dentro del mercado único europeo, según se desprende del artículo ‘La producción y las importaciones de materias primas alimenticias en España y en la UE: ¿cuál es el grado de autonomía frente al exterior?’, elaborado por el Banco de España.
En concreto, España destaca por la elevada capacidad de suministro y exportación que tiene en alimentos como el aceite de oliva, donde es uno de los mayores exportadores a nivel mundial, carne, frutas y verduras.
No obstante, en el lado contrario se sitúan las semillas oleaginosas, que son el único grupo de materias primas alimenticias en el que tiene una alta dependencia externa como se vio durante la invasión rusa por parte de Rusia en Ucrania.
De esta forma, el informe señala que el posicionamiento geopolítico de los principales proveedores externos a la UE de materias primas alimenticias no parece suponer una fuente de riesgo relevante ni para España ni para el resto de los países de la región.
El artículo muestra que la UE tuvo como principales proveedores extracomunitarios en 2022 a Brasil, Ucrania, Noruega y Estados Unidos, mientras que en el caso de España fueron Brasil, Estados Unidos, Marruecos y Ucrania.
En particular, Brasil es el principal proveedor de semillas oleaginosas, café y azúcar de la UE, y es también el principal proveedor extracomunitario para España de semillas oleaginosas, carne, azúcar, cereales y café.
Por último, el artículo señala que hay otros aspectos que también son «muy relevantes» en términos de seguridad alimentaria como que el grado de afinidad geopolítica con algunos de los principales socios comerciales extracomunitarios es susceptible de cambiar de forma relativamente abrupta en el tiempo o que, al margen de lo que suceda con los alimentos, la seguridad alimentaria de la UE y de España también podría verse muy condicionada por posibles desequilibrios entre la producción interna y el consumo de algunos ‘inputs’ críticos para la producción de los alimentos, como, pueden ser los fertilizantes.
También señala el impacto del cambio climático que se posiciona como un riesgo «muy relevante» para la producción de alimentos, ya que puede afectar «negativamente» al suministro de alimentos y al comercio, haciendo que los mercados agrícolas de la UE sean menos resilientes.