En Europa, se espera que el BCE mantenga su intención de subir los tipos 50 pbs en la reunión del jueves y que el mensaje sea que hay más por venir. Aun así, los problemas con los bancos en Estados Unidos pueden llevar al BCE a articular un lenguaje un poco más vago sobre los próximos pasos a seguir, e incluso transmitir que la probabilidad de llegar al 4% este verano disminuye. Los más seguro es que la entidad oriente la política monetaria hacia el logro del objetivo de la inflación, pero, por otra parte, utilizaría otras herramientas para abordar la estabilidad financiera.
En las circunstancias actuales se podrían proponer soluciones del pasado para solucionar los problemas de financiación de los bancos, como la refinanciación a plazo o establecer líneas de swap con la Reserva Federal. El BCE tiene que contribuir a la confianza del mercado, evitar demoras en la información y comunicación y es el supervisor de instituciones bancarias relevantes, dando ese carácter de control que quizá no se vea al otro lado del Atlántico.
Aunque en el BCE se da por hecho una nueva subida de 50 bps, tras las noticias del viernes y la volatilidad del mercado, posiblemente Christine Lagarde rebaje el tono tan ‘hawkish’ de las últimas reuniones. Las proyecciones de inflación esperada serán más bajas, pero eso no quita que el crecimiento más rápido del PIB y la subyacente muy alta lleven a que en el Consejo se vean divisiones en los comentarios recientes, aunque el objetivo de todos sigue siendo el mismo, la determinación de la entidad para vencer la inflación. Las encuestas indican un tipo del 4% en julio, lo que implica subidas de 50 pbs en marzo y mayo y movimientos de 25 pbs en junio y julio.