En relación a la reunión de la FED, al igual que durante el mes de junio se había creado mucha expectación ante un posible cambio de rumbo, dada la velocidad de las subidas hasta la fecha, no hubo cambio e incluso se reforzó la dureza del mensaje. Un discurso más hawkish con 75 pbs de subida, la más agresiva desde los años ochenta.
Ha quedado claro que la FED es consciente de la rapidez del proceso de subidas tipos y a futuro deberán tener en cuenta el efecto de la acumulación de éstas y el retraso temporal hasta ver su impacto en la economía. Por ello, se espera que se ralentice la senda de subidas en las próximas reuniones. Para la FED el riesgo de hacer poco ahora para combatir la inflación es mucho mayor que el de hacer mucho siendo agresivo y pasarse, ya que tendrían capacidad para bajar tipos frente a un escenario inflacionista y de bajo crecimiento.
Por su parte el BOE dejó un mensaje que fue casi el opuesto al de la FED. Las expectativas de un período recesivo durante los próximos cinco trimestres reducen la senda de subidas de tipos a futuro, así como el tipo terminal y se antepone el crecimiento a la inflación. Con este mensaje tan dovish las perspectivas para el Reino Unido y para la libra esterlina son muy complicadas, en un contexto de inflación muy elevada y con el resto de los bancos centrales todavía con un posicionamiento agresivo.
En el mercado de crédito la semana fue positiva, a pesar de la corrección significativa tras la rueda de prensa de la FED del miércoles. El rally generalizado de las últimas semanas se ha venido generando ante la expectativa del giro por parte de la FED, que no se ha producido.