Terminamos la semana con el temor a la recesión como tema dominante en los mercados en un contexto de elevada inflación cada vez más persistente y con los Bancos Centrales preparados para combatirla con subidas agresivas de los tipos de interés. El bono alemán cerraba la semana reduciendo su rentabilidad hasta el 1.23% tocando un mínimo en la sesión en 1.16% desde un nivel de apertura en 1.35%.
Conocimos el viernes el enésimo dato de inflación. Esta vez el agregado de la Eurozona que fue superior a la estimación del 7.5% que hace el BCE para el segundo trimestre, lo que vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de una primera subida de tipos más contundente a los 25bps anunciados para la próxima reunión del 21 de julio. En cualquier caso, todo indica a una subida de 50bps en la reunión de septiembre casi con seguridad.
El avance de la inflación sigue generando mucha cautela en los mercados y caídas en la confianza y gasto de los consumidores, que se espera afecte a los beneficios empresariales y, por tanto, reduzca el crecimiento global.
Los mercados de deuda pública europea continuaron con la senda de reducción de tipos, ante el miedo a que subidas drásticas agudicen una recesión que quizá sea ya la más anunciada de los tiempos.
Semana complicada para el mercado de crédito a raíz del aumento de la probabilidad de recesión tanto en USA como en Europa y de la reducción generalizada de la liquidez de final de trimestre. Los índices de crédito han continuado con la senda de ampliación alcanzando niveles próximos a los de abril 2020. Durante la primera parte del año el foco de atención se ha puesto fundamentalmente en el frente de tipos dada la presión inflacionista y el obligado movimiento acelerado de los bancos centrales. Las perspectivas de recesión/ralentización económica más severa podrían llevar a los bancos centrales a no ser tan agresivos como inicialmente se había estimado (el Bund 10yrs y el UST 10yrs estrechaban 20bps y 25bps respectivamente durante la semana).
Por otra parte, la ampliación en el frente de crédito ha sido más reciente y probablemente continuará a medida que el deterioro crediticio provocado por la ralentización económica vaya materializándose (revisión de resultados a la baja, incremento de las tasas de default, downgrades, etc.). El mercado público de crédito corporativo va recogiendo la nueva realidad, sin embargo, hay que tener en cuenta que una parte sustancial de la actividad de financiación corporativa durante los últimos años se ha realizado en mercados privados.
A esto se le suma una reducción de la actividad de primario para el segmento corporativo más complicado (HY) lo que hace que la inversión en estos activos se vea con mucha cautela ya que las dificultades por las que pueden pasar algunas entidades para hacer frente a los ejercicios de refinanciación no son pocas.