La semana pasada estuvo marcada por dos eventos que generaron grandes movimientos de ida y vuelta en el mercado de renta fija mundial. Y es que la rapidez en la ampliación del diferencial BTP-Bund desde la reunión del jueves de la semana pasada obligaba al BCE a convocar una reunión de urgencia para evaluar la situación y acelerar el proceso de implementación de un mecanismo destinado a mitigar el riesgo de fragmentación, ya que el mecanismo de reinversión de los vencimientos del PEPP anunciado había sembrado muchas dudas. Además, la presidenta de la entidad Christine Lagarde no fue capaz de enviar un mensaje firme y contundente.
La Eurozona, que no puede permitirse una nueva crisis de deuda soberana en una coyuntura de desaceleración económica y elevada inflación, ha optado por aplacar el riesgo con inmediatez. Hay muchas dudas sobre la estructura del nuevo mecanismo que se va a implementar, ya que una de las opciones que podría plantearse sería a través de la venta en mercado de bonos de países core, lo que llevaría a una ampliación de las tires de estos países. Por otro lado, hay dudas sobre las condiciones exigidas a los países que se acojan al mecanismo, por tanto, parece que volvemos a la situación de negociación entre core-periferia de hace algunos años.
Esta semana el mercado también estará atento a cómo va a gestionar el BCE los flujos de reinversión de los PEPP, después del anuncio de la semana pasada donde se dijo que se aplicaría flexibilidad. Sobre la mesa, todavía hay muchos comentarios sobre los aumentos de los tipos, si los 50 pbs se utilizarán teniendo en cuenta la evolución de la inflación. Algún consejero «hawkish» (Wunsch) comentó que subidas de 150-200 pbs son muy obvias, debido a que los tipos reales siguen siendo negativos a corto plazo. Hay previsiones de dos subidas de 50 pbs en septiembre y octubre.