La reunión de la FED de la semana pasada condicionó y seguirá condicionando a la renta fija en las próximas jornadas, ya que la interpretación que ha dado el mercado es que se ha dado el pistoletazo de salida al calendario de lo que podría ser una reducción paulatina del programa de compras y la primera subida de tipos. Esta retirada progresiva de los estímulos económicos planteados por la FED es lo que se conoce como “tapering”.
La mayoría de los miembros de esta institución estiman que la primera subida de tipos se producirá en 2023, posición que contrasta con la de marzo en la que entonces no se consideraba hasta principios de 2024. El presidente de la FED de St. Louis, James Bullard, declaraba el viernes pasado que los riesgos de inflación podrían justificar mayores tipos de interés antes de finales de 2022, e incluso sugería que Powell ya había dado el pistoletazo de salida al proceso de tapering.
El aplanamiento de la curva americana tras la reunión ha sido muy significativo: el T-30 años cerraba la semana en el 2,01% desde el 2,21% anterior a la reunión y el T-5 años en el 0,87% desde el 0,77%.
Esto se producía después de que la autoridad monetaria elevara su previsión de crecimiento al 7% desde el 6,50% de hace tres meses, y 4,20% de diciembre, situando la inflación al 3,40% desde el 2,40% anterior, y 1,80% en diciembre, cuando el último IPC ya alcanza el 5%.
En Europa, Lagarde comentó que ha habido progresos en las conversaciones sobre la revisión de la estrategia de la política monetaria, aunque el consejero Holzmann señaló que no encontraba razones para subir los tipos, teniendo en cuenta que las previsiones de inflación son bajas para este año.
Este mensaje de soporte del BCE ha empujado a muchas entidades a acceder al mercado en condiciones muy atractivas, siendo la emisión de deuda más importante de la semana pasada la de la Unión Europea, que realizó la primera colocación de bonos para dotar los fondos de recuperación, alcanzando demanda superior a los 140 billones de euros para una emisión de 20 billones a un plazo de 10 años, y ya está preparando una segunda emisión para las próximas semanas.
En deuda pública los diferenciales entre Alemania y la periferia se ampliaron de manera considerable, siendo Italia de los países más perjudicados. El bono alemán a 10 años volvió al terreno de los -0.20pb donde de momento parece encontrarse cómodo tras las idas y venidas en las últimas sesiones.